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Contribución del KKE en el 19o Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros en Leningrado

dedicado al 100 Aniversario de la Revolución Socialista de Octubre (2-4 noviembre, 2017) Dimitris Koutsoumbas Secretario General del CC de KKE

Estimados camaradas representantes de los Partidos Comunistas y Obreros:

 

Estamos muy emocionados de estar aquí en Leningrado, en el encuentro acogido por el Partido Comunista de la Federación Rusa, precisamente 100 años después de la Gran Revolución Socialista de Octubre.

 

Nosotros continuamos a llamar Leningrado a Petrogrado, como fue nombrado en honor del dirigente de la revolución de importancia histórica trascendental que cambió la vida y el curso de la humanidad, marcando el comienzo del fin de la barbarie capitalista y el amanecer de una nueva sociedad. Tomó el nombre del fundador del primer Estado obrero, de la primera república socialista que conoció la humanidad, a pesar de que este curso fue interrumpido en 1991, como resultado de varios errores y debilidades trágicas que permitieron la restauración del capitalismo.

 

Estamos profundamente convencidos de que, en todo caso, la tierra se pondrá roja, roja de verdadera vida y de creatividad y que la bandera roja se izará de nuevo en Leningrado, en Moscú, en toda Rusia, y en los países de la antigua Unión Soviética, en Europa, en Asia, en América, en África, en Oceanía, en todo el mundo.

 

El KKE se siente particularmente orgulloso porque en el día cuando se bajaba la bandera roja del Kremlín, tuvo la fuerza de decir a través de Rizospastis "¡Camaradas, mantened la bandera en alto! ¡La esperanza se encuentra en la lucha de los pueblos!".

 

19 IMCWP

Estimados camaradas:

 

El estudio histórico, la propia lucha de clases verifica una conclusión general básica: la lucha por el poder es objetiva cuando en su contexto histórico la clase que está en el poder representa una formación socio-económica históricamente anticuada, mientras que la clase que puede reclamar el poder es la fuerza motriz de una nueva formación socio-económica superior.

 

La historia ha demostrado que en las sociedades clasistas, la lucha de clases es siempre violenta, precisamente porque el propio significado y la esencia del poder y de su reivindicación significan coerción, violencia. Los cambios en el carácter del poder se logran sólo mediante las revoluciones, es decir, mediante la movilización de las masas, dirigidas por la clase en ascenso y bajo la orientación de su partido, de sus representantes políticos. Esto sucedió con todas las revoluciones burguesas y luego con las revoluciones proletarias, mientras que antes de las revoluciones burguesas, los cambios se producían a través de guerras, invasiones y la superioridad militar de las naciones y las tribus que tenían medios de producción más desarrollados.

 

En la lucha por el poder, como en el caso del desarrollo y del predominio de las nuevas relaciones sociales, el movimiento no es lineal ascendente, sino en zigzag, con saltos y retrocesos.

 

Camaradas:

 

Plenamente conscientes de todo esto, no nos debe escapar la lección más importante de la Revolución de Octubre. Es decir, que la fuerza en ascenso, la clase obrera, con su movimiento revolucionario, puede dirigir la causa del progreso social, la transición del viejo modo de producción y de organización de la sociedad, el modo capitalista, al nuevo modo, el comunista.

 

Esto es lo que sucedió en Octubre en Rusia. Dentro de poco tiempo, se acabaron siglos de atraso, se barrieron los vestigios precapitalistas. Las conquistas en la Rusia Soviética y a continuación en la URSS se lograron en condiciones de intervenciones imperialistas, de amenazas constantes por los centros imperialistas, de socavamiento de la producción.

 

No hay manera de convencernos de que la trayectoria de los pueblos en los extensos territorios del imperio zarista, su nivel político general, serían como lo son hoy, si no hubiera ganado la Revolución Socialista de Octubre, si no hubiera comenzado la construcción socialista. Esto aplica también en otros países de la construcción socialista en Europa, Asia y América.

 

Los logros del socialismo en la URSS, aunque posteriormente sufrieron un gran retroceso catastrófico, no se pueden comparar con la situación actual de la clase obrera en el capitalismo; tampoco podemos comparar el nivel del capitalismo en los siglos XXI, XX e incluso XIX con lo que proporcionaron las relaciones capitalistas emergentes en siglos anteriores, a partir del siglo XIV en los centros urbanos en Italia.

 

La experiencia de la construcción socialista nos muestra solamente la tendencia del rápido desarrollo para el conjunto de la sociedad, del aumento espectacular del nivel de la prosperidad social. En ningún caso nos puede dar la verdadera imagen, en las condiciones actuales en que la ciencia, el conocimiento, la capacidad de trabajo, la productividad, han alcanzado objetivamente otras alturas. En general, la crítica burguesa a la historia de la URSS oculta que se trata de los primeros pasos históricos de la fase inmadura de la sociedad comunista.

 

Esto lo deben saber en particular las nuevas generaciones, los jóvenes en nuestros países, para que no sea fácil caer en la trampa de la distorsión deliberada que se promueve bajo el disfraz de la objetividad científica. Porque varios historiadores que sirven actualmente el capitalismo, saben que el crecimiento del movimiento obrero en todo el mundo, durante varias décadas estaba influenciado por los logros de la Unión Soviética.

 

Sin embargo, nosotros, los comunistas sabemos que nuestro deber no es ocultar las debilidades de nuestro movimiento, sino criticarlas abiertamente, para deshacernos permanentemente de estas. Por lo tanto, en estos nuestros encuentros no hay lugar para verbalismos, frases pomposas o aplausos; hay que plantear esencialmente los puntos de vista que contribuirán al estudio correcto del pasado, así como a la definición clara del presente para poder dar un salto hacia el futuro.

 

Por lo tanto, la experiencia de Octubre es inagotable y, sobre todo, vigente. Los comunistas de todo el mundo deben recurrir a ésta que ha sido enriquecida con la experiencia de otras revoluciones socialistas que tuvieron lugar posteriormente en un contexto histórico claramente definido.

 

La victoria del socialismo -como primera fase inmadura del comunismo- contra el capitalismo demostró que la clase obrera, como la única clase verdaderamente revolucionaria, tiene la tarea histórica de llevar a cabo hasta el final sus tareas básicas:

 

  • Derrocar, aplastar a los explotadores, a la burguesía que es su principal representante económico y político. Eliminar su resistencia, frustrar cualquier intento de restaurar el yugo del capital, la esclavitud asalariada.
  • Atraer y llevar bajo la dirección de la vanguardia revolucionaria del partido comunista, no sólo al proletariado industrial o su gran mayoría, sino además a toda la masa de los trabajadores y de los que sufren la explotación del capital, de los monopolios. Agitarlos, organizarlos, educarlos, a través del curso de una lucha dura y de un conflicto clasista contra los explotadores.
  • Al mismo tiempo hay que neutralizar y hacer inofensivas las vacilaciones inevitables entre la burguesía y el proletariado, entre el poder burgués y el poder obrero, de las capas medias, los pequeños propietarios en la agricultura, en el comercio, en la artesanía, en servicios relacionados con campos científicos, así como de los empleados públicos, es decir capas que son numerosas en todos los países capitalistas.
  • Para el éxito de la victoria contra el capitalismo se requieren relaciones adecuadas entre el partido que dirige el cambio revolucionario, el Partido Comunista, y la clase revolucionaria, la clase obrera, así como el conjunto de los trabajadores y los explotados. Sólo el Partido Comunista, si es realmente la vanguardia de la clase, si es constituido por comunistas entregados, forjados y educados por su participación en la lucha de clases revolucionaria, si el Partido Comunista ha logrado vincularse con la vida de su clase y, a través de esta, con toda la masa de los explotados y ha conseguido inspirar confianza en esta clase y masa del pueblo, pues entonces, sólo éste Partido es capaz de dirigir a las masas en la lucha más decisiva contra el capitalismo, el imperialismo.
  • El proletariado sólo bajo la dirección de tal Partido está en condiciones de desatar toda la fuerza de su ataque revolucionario, reducir a cero la resistencia de la aristocracia obrera que ha sido corrompida por la burguesía, los sindicalistas vendidos y pactistas del reformismo y del oportunismo, y llegar a la victoria. Sólo los trabajadores y otras capas populares emancipados de la esclavitud capitalista, pueden desarrollar iniciativas y actividades mediante las nuevas instituciones nacidas en el marco de la revolución, como fueron organizados por primera vez en la historia de su poder obrero en los soviets en Rusia, hacer realidad la participación en la administración pública, de la que están excluidos en el período del poder burgués, a pesar de las falsas ilusiones que proporciona respecto a la participación. La clase obrera, al participar en los órganos de poder desde abajo hasta arriba, aprende realmente de su propia experiencia a construir el socialismo, a crear una nueva disciplina voluntaria social, a formar por primera vez en la historia una unión de personas libres, de trabajadores de la nueva sociedad sin explotación del hombre por el hombre.
  • La conquista del poder político por el proletariado no detiene su lucha clasista contra la burguesía, sino lo contrario. Esta lucha "se pone extremadamente amplia, intensa, implacable", como destacó Lenin. En particular, hay que preservar la evaluación y la experiencia histórica comprobada por todos, de que cada inconsistencia o debilidad teórica, y en general ideológica-política, en exponer a los revisionistas, los oportunistas, los reformistas, puede aumentar significativamente el peligro de derrocamiento del poder obrero por la burguesía, ya que los utilizará, tal como ha ocurrido varias veces en la historia, para la contrarrevolución.
  • Para que este curso sea realmente victorioso cada partido comunista en su país respectivo debe elaboraruna estrategia revolucionaria y este esfuerzo sea abrazado por el Movimiento Comunista Internacional. La enorme experiencia de los bolcheviques, enriquecida con la experiencia de todas las revoluciones socialistas, con la experiencia de cada movimiento comunista en su país, debe ser un faro en esta dirección. Hay que profundizar esencialmente sobre las causas por las que esta experiencia no fue asimilada y no predominó a continuación, mientras que prevalecieron y se adoptaron otros criterios, erróneos para la definición del carácter de la revolución.
  • Hoy, en condiciones de retroceso total, de correlación de fuerzas negativa a nivel internacional y en cada región por separado, la tarea de cada Partido Comunista debe ser la intensificación de la preparación de la clase obrera en cada país, diariamente, a través de un duro trabajo ideológico y político y actividad clasista, para el auge revolucionario que viene. Porque nuestra época sigue siendo la época de transición del capitalismo al socialismo. La época de derrocamiento del capitalismo comenzó en octubre de 1917; fue entonces cuando se marcó la dirección, cuando inició la época de las revoluciones socialistas. Por eso siguen vigentes las palabras de Lenin de que se dio el inicio, pero en qué país, los proletarios de qué país culminarán esta obra, esto no es lo esencial. Por ello no nos doblamos, no nos retiramos. Por ello estamos profundamente convencidos de que hay que finalizar esta obra.

 

 

 

Estimados camaradas:

 

En el centenario de la Revolución Socialista de Octubre, el Movimiento Comunista Internacional está profundamente fragmentado, con enormes dificultades, en su conjunto muestra indecisión, a pesar de ciertos pasos positivos en algunos países, con el esfuerzo indudable de varios dirigentes de vanguardia y organizaciones enteras en varios países.

 

La unidad del Movimiento Comunista Internacional en el siglo XXI debe basarse en ciertas conclusiones indiscutibles necesarias.

 

1. Nuestra teoría es el marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario. El papel del partido comunista es indispensable. El socialismo es más vigente y necesario que nunca antes en la historia de la humanidad. La necesidad y la vigencia del socialismo, el carácter socialista de la revolución, no dependen de la correlación de fuerzas actual.

 

2. La burguesía había perdido, incluso antes de la revolución de 1917, su papel impulsor, se encuentra en la época de reacción, del capitalismo monopolista, es decir del imperialismo; el capitalismo en su última fase es el capitalismo en descomposición. La experiencia de Octubre ha demostrado que ya no hay lugar para una cooperación-alianza con la burguesía, o con sectores de ella, en el nombre de la defensa de la democracia burguesa o para evitar a algunas "fuerzas belicosas”. La burguesía y su poder, en conjunto, socavan y reprimen las conquistas y los derechos obreros y populares, preparan guerras incluso en "condiciones de paz". La alianza de la clase obrera con los campesinos pobres, los artesanos y los trabajadores autónomos es una condición previa para la consolidación de la lucha anticapitalista-antimonopolista, por el socialismo.

 

3. En la pregunta “¿reforma o revolución?” nosotros respondemos revolución porque los órganos del poder burgués no se pueden humanizar. La línea de la socialdemocracia desde principios del siglo pasado hasta el presente ha fracasado, ha hecho gran daño, ha llevado a la derrota del movimiento comunista revolucionario, ha asimilado a fuerzas obreras en el sistema de explotación capitalista, ha llevado al desarme de fuerzas militantes, progresistas, a favor del desarrollo social.

 

4. La construcción socialista, como primera fase inmadura de la sociedad comunista, demostró cuales son las leyes que la vanguardia revolucionaria debe conocer y no violar para eliminar de manera consciente y planificada los gérmenes de la contrarrevolución. Más en concreto, para la construcción y la perspectiva socialista es perniciosa la teoría y la práctica del "socialismo de mercado", tanto si justifica las relaciones capitalistas, como si apoya durante un largo período de tiempo la producción de mercancías a pequeña escala o la distribución a largo plazo del producto social sobre la base de criterios de mercado. Los tres casos, cada uno por separado y en conjunto, socavan la planificación central, el carácter directamente social de la producción, el carácter social de la propiedad de los medios de producción, al final socavan el poder obrero, crean de nuevo y fortalecen las fuerzas del derrocamiento contrarrevolucionario. Así que, en lugar de la victoria del comunismo, se regresa al capitalismo, como sucedió al final, con los acontecimientos de 1991 siendo el hito de este proceso.

 

5. Las formas y los métodos de este retroceso no son de gran importancia. En la antigua URSS se hizo gradualmente a través de la desviación oportunista en un período de tiempo a partir de 1956 y se manifestó violentamente en 1991, con la disolución final de la URSS y del PCUS y el ascenso al poder de nuevas fuerzas capitalistas que ejercieron el poder mediante la forma de la democracia parlamentaria burguesa. En otros casos puede que se desarrolle incluso de manera gradual mientras que el partido comunista mantiene el poder, pero con un claro curso hacia la restauración capitalista y la consolidación de las relaciones de producción capitalistas. Por mucho que se presente o se crea que es una solución de tácticas temporal, incluso allí donde no han predominado todavía las relaciones capitalistas, pronto volverán dominantes y llevarán a una nueva ola de confusión y de frustración en las fuerzas obreras y populares. Esta línea es el comienzo del fin de nuestra perspectiva. La experiencia histórica ha demostrado que los problemas que se produjeron a lo largo de la construcción socialista, fueron interpretados de manera errónea como deficiencias de la planificación central. Se buscó entonces una solución hacia el pasado, es decir en la expansión del mercado, en vez de buscar una solución en la expansión y el fortalecimiento de las relaciones de producción comunistas.

 

6. Hoy estamos en el siglo XXI y el capitalismo, que está en su fase imperialista, predomina en el mundo. Las relaciones socialistas -los restos del pasado socialista- que sobreviven en algunos países, parecen al “canto del cisne” del primer intento de construir el socialismo que comenzó en 1917 y continuó en varios países durante todo el siglo XX. En última instancia, en el marco de un nuevo sistema social superior como el socialismo-comunismo no pueden coexistir, sobrevivir durante mucho tiempo dos tipos de relaciones de producción con diferentes formas: las relaciones de explotación capitalista y las que llevarán a su abolición, las relaciones socialistas. Sólo sobrevivirán unas u otras. De hecho, nuestra cosmovisión y la experiencia histórica nos han demostrado que su coexistencia es solamente un vehículo para la contrarrevolución.

 

7. En esta situación difícil, se están agudizando los antagonismos interimperialistas. Se están agudizando las grandes contradicciones respecto a la distribución de los mercados, el control de los recursos naturales, las rutas de transporte de energía, las mercancías, el control geopolítico y la mejora de la posición de cada país en su región y más ampliamente. Se crean nuevas alianzas y bloques de potencias que llevan a la creación de ejes y anti-ejes, aumentando los peligros de conflictos militares no sólo a nivel local sino además a nivel regional, así como la posibilidad de una guerra imperialista generalizada. Consideramos que de todos modos se continuarán los conflictos y las guerras locales, la implicación de amplias fuerzas regionales y de centros imperialistas, algunos con directa intervención militar, otros a través de medios diplomáticos o políticos o mediante guerras económicas etc.

 

8. En este conflicto, el Movimiento Comunista Internacional, los partidos comunistas, no deben permanecer indecisos. Deben desarrollar su propia línea de lucha para cada país, continente y a nivel internacional. Una línea de derrocamiento de la barbarie imperialista que trae crisis económicas, pobreza, desempleo y guerras o "paz" con la pistola en la cabeza de los pueblos. Y esto se debe hacer a través del estudio de la experiencia histórica, rechazando conscientemente las elaboraciones erróneas de décadas anteriores que, además de la ineficiencia, llevaron al desarme y a un mayor inactividad de las fuerzas revolucionarias en la sociedad. Cada partido comunista debe desarrollar una línea de retirada del país y del pueblo de las intervenciones militares y las guerras imperialistas, en defensa de los derechos soberanos de cada país, una línea por la derrota de la clase burguesa que ataca a otra, y al mismo tiempo una línea de ruptura con la burguesía doméstica, una línea para derrocarla y conducir al pueblo a la verdadera paz y prosperidad y no a una situación anterior que solamente preparará nuevas crisis, intervenciones y guerras en el nombre del interés nacional.

Al mismo tiempo es necesario desarrollar y difundir las consignas adecuadas que facilitarán y fortalecerán la lucha popular, prepararán a las fuerzas para que en condiciones de situación revolucionaria dirigan a las fuerzas obreras populares insurgentes a una lucha victoriosa para el derrocamiento del poder capitalista, para la toma del poder.

 

9. Tal dinámica no aparecerá como un oasis, exclusivamente en un país. Este debate sobre lo que se debe hacer, hoy se lleva a cabo en las plazas, en nuestras concentraciones, en nuestras mítines de huelga, en las ciudades y en los pueblos, en las fábricas, en los centros de trabajo, en las facultades, en las escuelas, en todos los Estados del mundo y en todas partes donde los burgueses y los oportunistas promueven el dilema "¿cómo lo haremos nosotros solos? No es realista.".

Sólo el movimiento comunista, todos los que creen en los ideales y la lucha del Octubre, en el marxismo-leninismo pueden rebatirlos, refutar el derrotismo y el fatalismo.

 

10. Nuestra arma es el internacionalismo proletario, nuestra lucha común, la solidaridad clasista y camaraderil, necesaria contra el aislacionismo nacional y el cosmopolitismo imperialista. El principio del internacionalismo proletario es otro gran mensaje del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre. Sin la expresión práctica del internacionalismo de todos los pueblos hacia la revolución y el joven, en aquel entonces, poder soviético, quizás la victoria no habría sido posible.

 

Una lección y conclusión valiosa.

 

Camaradas:

 

El KKE, como otros partidos comunistas, nació y se desarrolló bajo la influencia de la Revolución Socialista de Octubre. En 2018 se cumplen 100 años de existencia y de actividad heroicas. El KKE centra su atención en sus tareas internacionalistas y, como es sabido, ha presentado una propuesta para acoger el próximo 20o Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, en 2018, en Atenas, la ciudad donde comenzaron los Encuentros Internacionales.

 

 

Camaradas:

¡Mantened en alto la bandera roja del socialismo-comunismo!

¡Mantened en alto la bandera del marxismo-leninismo!

¡Proletarios de todos los países, uníos!