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El significado de la Revolución de Octubre en la época de transición del capitalismo al socialismo-comunismo

De Dimitris Koutsoumpas, Secretario General del CC del KKE

En 2017 celebraremos el 100 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917 en Rusia que marcó y determinó el curso de millones de personas no sólo en el territorio geográfico del primer estado obrero en la historia de la humanidad, la antigua URSS, pero además tuvo un impacto en todos los rincones del planeta durante muchas décadas.

La Revolución de Octubre demostró el potencial y la capacidad de la clase obrera de cumplir con su misión histórica como la única clase verdaderamente revolucionaria, dirigir el primer intento de construir el socialismo-comunismo.

La Revolución de Octubre resaltó al mismo tiempo el papel insustituible de la fuerza motriz de la revolución socialista, del Partido Comunista.

La Revolución del Gran Octubre demostró la enorme fuerza del internacionalismo proletario. A pesar de los acontecimientos después del derrocamiento del socialismo en el período 1989- 1991, el 100 aniversario de la Revolución de Octubre, con toda la experiencia teórica y práctica y la madurez que hemos adquirido a lo largo de todos estos años, nos hace más seguros y firmes en cuanto a la vigencia y la necesidad del socialismo-comunismo.

El derrocamiento contrarrevolucionario no cambió el carácter de la época. El siglo 21 es el siglo de un nuevo ascenso del movimiento revolucionario mundial y de una nueva serie de revoluciones socialistas.

Las luchas diarias para conquistas parciales y generales son sin duda necesarias, pero no pueden proporcionar soluciones esenciales, a largo plazo y permanentes. El socialismo sigue siendo la única salida.

La necesidad del socialismo se destaca de la mismísima agudización de las contradicciones en el mundo capitalista contemporáneo, en el sistema imperialista internacional. Las condiciones materiales para el socialismo, es decir la fuerza de trabajo y los medios de producción, han madurado dentro del capitalismo.

El capitalismo ha socializado el trabajo y la producción a niveles sin precedentes. La clase obrera, la principal fuerza productiva, constituye la mayoría de la población económicamente activa. No obstante, los medios de producción, los productos del trabajo social son propiedad privada de los capitalistas.

Esta contradicción es la raíz de todos los fenómenos de crisis de las sociedades capitalistas contemporáneas, como son las crisis económicas, la destrucción del medio ambiente, el problema de las drogas, la larga jornada laboral a pesar del gran aumento de la productividad del trabajo, que, sin embargo, coexiste con el desempleo, el subempleo y el semi-empleo, la intensificación de la explotación de la fuerza de trabajo etc.

Al mismo tiempo, esta realidad señala la necesidad de abolir la propiedad privada de los medios de producción concentrados, para socializarlos y utilizarlos de manera planificada en la producción social, y de que el poder popular planifique la economía de manera que las relaciones de producción correspondan con el nivel de desarrollo de las fuerzas de producción.

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El impacto de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el primer combate victorioso en la historia para la emancipación de la clase obrera, no se ha disminuido hasta hoy día. El socialismo, se transformó de una predicción en una realidad concreta.

La victoria de la revolución proporcionó la posibilidad de condensar sus enseñanzas en una teoría completa respecto la Revolución Socialista y el Partido. Estas enseñanzas sirvieron de base ideológica y política para el establecimiento de la Internacional Comunista, para un nuevo impulso al Movimiento Comunista Internacional.

El legado teórico de la Revolución de Octubre, enriquecido con la experiencia de las revoluciones socialistas que tuvieron lugar a continuación, es valioso.

Confirmó en la práctica la certeza de la teoría marxista-leninista respecto la revolución, que surge del análisis sistemático global del imperialismo, que la revolución madura en el transcurso de la evolución histórica y estalla en un momento determinado por una combinación de causas objetivas y subjetivas.

Los imperialistas y todo tipo de renegados distorsionan u ocultan la importancia  de la Revolución de Octubre porque es evidente que entienden muy bien que a través de su victoria, la teoría y las ideas del marxismo se convirtieron en fuerza material, movilizaron y siguen movilizando a millones de trabajadores en todo el mundo contra el poder del capital, salieron victoriosos y organizaron su propio estado, la dictadura del proletariado, que se basa en los productores directos, en la mayoría obrera, y es la forma más elevada de democracia que ha conocido la humanidad.

Si los comuneros de París en el siglo 19 tomaron y mantuvieron su poder obrero durante sólo 70 días, el nuevo asalto al cielo duró 70 años, construyó el socialismo, con una gran contribución a todo el mundo, superando los confines de un país.

La postura nihilista hacia el socialismo que hemos conocido, la adopción de puntos de vista que hablan de un fracaso total –porque su curso fue interrumpido- es una postura anticientífica y ahistórica, y lleva a callejones sin salida.

El socialismo fue construido, desarrollado, y comenzó a resolver graves problemas económicos y sociales. Sin embargo, por varias razones no se hizo posible demostrar y sobre todo liberar a lo largo del curso de su construcción el potencial inherente para su constante desarrollo y perfeccionamiento, y fortalecerse en la lucha contra el sistema capitalista.

Sin embargo, esto no elimina la contribución y el papel del sistema socialista, tal como fue formado en el siglo 20, independientemente de las deficiencias, las debilidades y los errores que se produjeron a lo largo de este curso difícil. 

Lo que objetivamente señaló la Revolución de Octubre y es un hecho innegable, es que el futuro de la humanidad es el socialismo. Es el sistema en que el desarrollo histórico de la sociedad creará las nuevas relaciones sociales, socialistas-comunistas, enfocando al pueblo y a la satisfacción de sus necesidades.

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La Revolución de Octubre en la práctica confirmó el análisis leninista respecto el eslabón más débil de la cadena imperialista. Hasta entonces, le faltaba al movimiento internacional el fundamento teórico para la posibilidad de victoria de la revolución socialista en primer lugar en un país o en un grupo de países que se destacarían como eslabones débiles, como resultado de la agudización de las contradicciones internas bajo la influencia de los acontecimientos internacionales.

Por supuesto, debido al desarrollo económico y político desigual, es posible que tales características se manifiesten en países de nivel de desarrollo medio o bajo, donde, por supuesto, el proceso revolucionario puede empezar con mayor facilidad, pero es extremamente difícil que la construcción socialista continúe de manera exitosa. Los análisis de Lenin contribuyeron al desarrollo del marxismo y del pensamiento estratégico de los bolcheviques en su conjunto.

Fue decisiva la contribución de Lenin y del partido bolchevique en el enfrentamiento contra la sección de la socialdemocracia que, violando las decisiones de la II Internacional, apoyó a las clases burguesas de sus países, a veces al votar por los créditos de guerra en el Parlamento, otras al participar en gobiernos que llevaban a cabo guerras, supuestamente para que se lograra un “desarrollo pacífico”, defendiendo la “paz imperialista” con la pistola en la cabeza de los pueblos. Una línea política que inevitablemente les enredaba aún más profundamente en la guerra imperialista, en la agudización de las contradicciones y los antagonismos de los estados imperialistas y sus alianzas.

Lenin con la línea estratégica que siguió, determinó que desde el punto de vista del movimiento revolucionario de la clase obrera cuyo fin es la revolución y la conquista  del poder obrero, la cuestión no es simplemente una oposición “pacifista” a la guerra, sino la utilización de rupturas que objetivamente en tales condiciones se crean en el campo imperialista, la utilización del debilitamiento de la burguesía en cada país con el fin de convertir la guerra imperialista en cada país, tanto si el país tiene una postura agresiva o defensiva, en una lucha para el derrocamiento del poder la burguesía que trae la muerte y la pobreza para los hijos de la clase obrera, para el pueblo de cada país.

Con la Revolución de Octubre se ha confirmado la posición leninista que la época contemporánea, la época del capitalismo monopolista, es decir la fase imperialista del capitalismo, es la época de transición del capitalismo al socialismo, es decir, la época de las revoluciones socialistas.

La Gran Revolución Socialista de Octubre ha confirmado además el papel del oportunismo como una expresión política ideológica de secciones compradas de la clase obrera, como el impacto de la ideología burguesa y pequeñoburguesa en el movimiento obrero.

Lenin, tomando en consideración la experiencia de la Revolución de Octubre, se ocupó particularmente con las cuestiones del poder del nuevo estado obrero, de la dictadura del proletariado. Además, estudió de manera detallada la experiencia de la Comuna de París, la experiencia de los soviets de la revolución de 1905 en Rusia, el papel del estado sobre la base de las conclusiones de Marx y Engels.

Tuvo una contribución especial a la identificación de los gérmenes de los órganos del nuevo poder, del carácter de la dictadura del proletariado, como una forma superior de organización estatal del poder de la clase, para la transición de la sociedad socialista temprana imperfecta a la sociedad comunista superior plena, en forma y contenido.

Esta experiencia y lecciones tienen un valor constante en cuanto a la organización de la lucha obrera y popular, cuando se intensifica la lucha de clases en condiciones de crisis revolucionaria, de situación revolucionaria, a la organización y la expresión de la alianza de la clase obrera con los sectores populares pobres, sus aliados naturales, los campesinos pobres y los trabajadores autónomos, con la clase obrera en la vanguardia, su transformación en fuerza revolucionaria, capaz de liderar un enfrentamiento decisivo contra el poder burgués y formar las nuevas instituciones obreras populares del nuevo poder.

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El KKE, estudiando la experiencia valiosa de la Revolución de Octubre, el legado de Lenin y la experiencia del Movimiento Comunista Internacional, ha expresado las conclusiones en una serie de elaboraciones y documentos (Estudio sobre las causas del derrocamiento del socialismo, en 1995; Resolución sobre la experiencia de la URSS y la construcción socialista y las causas del derrocamiento del socialismo, 18º Congreso, 2009; conferencia nacional sobre la historia del Partido, en 2011; elaboración de un nuevo programa y estatutos, 19º Congreso, 2013).

Hemos llegado a la conclusión fundamental que la determinación del objetivo político, el poder obrero, debe hacerse en base a la definición objetiva del carácter de la época que se determina por el movimiento de la clase que objetivamente está en primer plano del progreso social.

Esto define el carácter de la revolución y no la correlación de fuerzas, según dicen otros Partidos Comunistas.

Por supuesto, la correlación de fuerzas entre las dos clases rivales básicas, la burguesía y la clase obrera, así como la postura de las capas medias, es un factor decisivo respecto el momento oportuno para la revolución socialista. En este sentido, un partido comunista debe tomar en cuenta la “correlación de fuerzas de clase”, en sentido leninista, es decir, cuál es la relación de las clases con el poder.

El Partido Comunista al mismo tiempo debe tomar en cuenta y evaluar la correlación de fuerzas en el movimiento obrero, los movimientos de sus aliados sociales, como un elemento necesario para hacer posibles maniobras adecuadas, para desarrollar consignas, para que las masas, a través de su propia experiencia, entren en la lucha por el poder.

Sin embargo, esto no puede servir en ningún caso como coartada, para la sumisión, participación o tolerancia del movimiento obrero y comunista a cualquier forma de gobierno burgués en el marco del capitalismo.

En Grecia, en los últimos años de la crisis, han florecido todo tipo de fabricaciones ideológicas burguesas y oportunistas. Ha tenido lugar y sigue hasta hoy día un gran debate acerca de la necesidad de la formación de un gobierno de “izquierda”, “progresista”, “democrática”, “antiderecha”, “anti-memorandum”, “patriótico”, “nacional”, “universal” (todos estos nombres se han utilizado para describir tales gobiernos) como una propuesta inmediata de salida de la crisis económica y de la política antipopular.

Estas propuestas se hacen tanto por los partidos burgueses tradicionales como por otros partidos burgueses recién fundados y por partidos que pertenecen a la “izquierda” del espectro político. El movimiento obrero debe rechazar todas estas trampas de manipulación de la lucha obrera y popular y de asimilación del movimiento.

Por supuesto están presentes los “mencheviques” contemporáneos no arrepentidos y otros “comunistas tardíos” que, aparte de otras cosas, siguen el desarrollo del pensamiento revolucionario retardado. Presentan de manera ahistórica las elaboraciones leninistas que datan antes de la revolución democrática burguesa en febrero de 1917 en Rusia, respecto la posibilidad de un gobierno temporal de obreros y campesinos, es decir cuando el poder zarista todavía no fue derrocado. Pero ¿qué tiene esto que ver con la situación actual?

Es innegable que en aquel entonces las condiciones estaban totalmente distintas, ya que se trataba de una situación revolucionaria, con el pueblo organizado en los soviets, armado, con un estado burgués que todavía no había tenido tiempo para formar el total de sus mecanismos.

En las condiciones actuales de la situación no revolucionaria, de un poder burgués establecido desde hace muchas décadas, con un estado burgués totalmente organizado, el objetivo de formación de un gobierno temporal transicional, es esencia significa un período de cooperación con fuerzas burguesas con el fin de proporcionar al capitalismo espacio para respirar, para que el sistema supere las dificultades temporales o más generales.

Además, lo que es aún más importante, ¿por qué es necesario que el movimiento revolucionario generalice un pensamiento que tenía que ver con una posibilidad que de hecho ni siquiera fue realizada, y no se generalice la estrategia de Lenin y de los bolcheviques que realmente llevó a la victoria?

Por supuesto, todos los “bien intencionados” hoy día no dicen nada respecto las posiciones y acciones políticas de Lenin, a partir de abril, después de la caída del zarismo, declarando la revolución socialista victoriosa en Rusia, y dirigiendo por primera vez en la historia al proletariado a tomar el cielo por asalto y al predominio de la revolución, rompiendo el hielo, forjando y abriendo el camino para el socialismo-comunismo.

La experiencia histórica nos enseña que los primeros gobiernos “obreros”, “de izquierdas” fueron establecidos por partidos socialdemócratas o como gobiernos de coalición de partidos socialdemócratas con otros partidos burgueses. No existe ni un caso en la historia del movimiento obrero internacional y en aquel período, es decir después de la I Guerra Mundial, que estos gobiernos no surgieron como consecuencia de las maniobras de la burguesía para confrontar el levantamiento revolucionario, para asimilar el descontento obrero y popular en condiciones de una crisis económica muy profunda, antes o después de la guerra.

El objetivo de tal gobierno “de izquierdas”, “obrero” en el marco del poder capitalista,  sin el derrocamiento revolucionario, mediante procesos parlamentarios, fue adoptado a continuación por partidos comunistas como un objetivo intermedio con medidas transitorias. El objetivo de este, como se creía, era facilitar la lucha por el socialismo y solucionar ciertas demandas populares apremiantes.

Pero la experiencia, en todos los lugares, ha demostrado que a pesar de las buenas intenciones de los partidos comunistas, no sólo no han logrado ni siquiera abrir una ventana, ni mucho más abrir el camino hacia el socialismo, ni siquiera asegurar la estabilización de ciertas conquistas del movimiento popular. De la experiencia de varios países, en algunos antes y en otros después de la II Guerra Mundial hasta el presente, partidos comunistas se han encontrado desarmados a nivel organizativo, ideológico y político.

La experiencia histórica y la importancia de la gran Revolución de Octubre son incomparables. Ha confirmado que la salvación de la clase obrera y de las demás capas populares en condiciones de crisis económica y política capitalista, en condiciones de guerra imperialista es posible solamente a través del camino de derrocamiento del poder y de la propiedad capitalista que, por supuesto, presupone el debilitamiento, la quiebra completa tanto de sus diversas formas “izquierdas” mediante las tendencias peligrosas del reformismo-oportunismo peligroso y de la “izquierda gobernante”, que en Grecia está expresada por SYRIZA así como por sus diversos satélites, como son la Unidad Popular (LAE), ANTARSYA y otros grupos marginales en cantidad y calidad que les ofrecen la pretexto de una supuesta ampliación.

 

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La experiencia y el análisis teórico de los bolcheviques junto con su actividad revolucionaria, en el período a partir de la revolución de 1905 hasta la Revolución de Octubre de 1917, tiene una gran importancia atemporal para los comunistas en todo el mundo. Tiene que ver con todos los aspectos de la actividad de un partido obrero revolucionario, que no pierde el objetivo del poder obrero.

Ofrece una experiencia valiosa también para el trabajo de los comunistas en amplias masas obreras, en masas obreras sin experiencia y sectores populares pobres. Esto demuestra el constante y al mismo tiempo contradictorio movimiento en el desarrollo de la alianza de la clase obrera con otras capas populares aliadas.

Nos enseña que el espíritu militante o incluso revolucionario aumentado coexiste con opiniones y puntos de vista confusos y desorientadores. Por supuesto, el espíritu más robusto se desarrolla entre los trabajadores industriales, la clase obrera.

En consecuencia, es de gran importancia que la vanguardia ideológica y política, el Partido Comunista, elabore y siga de cerca la línea política, intervenga esencial y concretamente para que el movimiento de las masas insurgentes, la protesta combativa y la confrontación planificada y la actividad subversiva tomen una orientación revolucionaria. De hecho, se estima que en las filas del movimiento actúan fuerzas influenciadas por la ideología burguesa, una multitud de fuerzas pequeñoburguesas vacilantes que traen estos puntos de vista en las filas de la vanguardia.

La capacidad del Partido de los bolcheviques, encabezado por Lenin, de adaptarse constantemente, lo impidió seguir el camino equivocado de borrar la esencia de los objetivos del derrocamiento revolucionario del sistema y del poder obrero. La capacidad de cumplir cada tarea a través de ajustes correctos, no debe dar lugar a un cambio gradual del objetivo estratégico en el nombre de la adaptación. Esta es una cuestión crucial para todos los partidos comunistas.

Al contrario, existe el peligro de difundirse entre las masas, ser asimilado en posiciones dentro del sistema, convertir la estrategia en una maniobra constante y una táctica. Tampoco nos debe escapar de la mente que es posible que uno se puede llevar a un camino igualmente doloroso para la clase obrero y por supuesto sin dolor para la burguesía, es decir el camino de aislamiento, fragmentación, dogmatismo.

Los partidos comunistas hoy deben procurar en todo momento utilizar de manera creativa el método y la experiencia con la que trabajaron los bolcheviques bajo la orientación del Partido y de Lenin, en su actividad política diaria, la combinación exitosa del trabajo teórico con el estudio de los acontecimientos, nacionales e internacionales, de la propia experiencia de la lucha de clases.

A través de este proceso se puede dar una clara respuesta marxista leninista a la siguiente pregunta ¿por qué la estrategia victoriosa de los bolcheviques no ha sido el objeto de una elaboración básica del Movimiento Comunista Internacional? ¿por qué muchos partidos comunistas siguieron una dirección de elaboraciones anteriores, en esencia privando la línea leninista de su contenido obrero revolucionario, llevando a muchos partidos comunistas a posiciones socialdemócratas y al oportunismo.

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El hecho de que el contenido revolucionario, las conquistas que se produjeron como el resultado de la Revolución de Octubre a lo largo de décadas han ido debilitándose debido al impacto de intentar dar soluciones a problemas existentes de la construcción socialista en dirección equivocada, como se suele decir, siguiendo recetas capitalistas, un curso que coincide cronológicamente con las resoluciones del 20 Congreso del PCUS en 1956, no cambia y no altera ni la dinámica interior de la construcción socialista, ni la importancia decisiva de la Gran Revolución de Octubre en 1917.

El socialismo no perduró en este primer gran intento, en la lucha contra lo viejo, en la lucha contra la reacción, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, algo que do lugar a su degeneración y, al final, a su derrocamiento, que entró en su fase final a través de la “famosa” Perestroika a mediados de la década de 1980 y se completó  a través de la contrarrevolución y la restauración capitalista en la URSS y los demás países socialistas de Europa y de Asia a principios de la década de 1990.

Por supuesto, el cerco imperialista del sistema socialista agravó los problemas y las contradicciones internas. Llevaba a decisiones que dificultaban la construcción socialista. Un aspecto que rara vez se resaltó es el hecho objetivo de que la carrera de armamentos que los países socialistas fueron impulsados a participar, y sobre todo la URSS, en su confrontación con la barbarie imperialista, absorbió gran parte de los recursos económicos y de otro tipo de la Unión Soviética y de los demás países.

Al mismo tiempo, la línea de “coexistencia pacífica” que se desarrolló principalmente en el 20 Congreso del PCUS y después, permitió la promoción de muchas percepciones utópicas de que es posible que el imperialismo renuncie a la guerra y los métodos militares.

Los acontecimientos en el Movimiento Comunista Internacional, su división, asuntos relacionados con su estrategia jugaron un papel serio en la formación de la correlación de fuerzas mundial.

La disolución de la Internacional Comunista en 1943 bajo las condiciones históricas y políticas concretas señaló la ausencia de un centro para la elaboración de la estrategia obrera revolucionaria contra la burguesía internacional, contra el sistema capitalista internacional.

Aunque en el período de la II Guerra Mundial, sobre todo, se crearon condiciones de agudización de las contradicciones clasistas, la lucha antifascista de los pueblos llevó al derrocamiento del poder burgués sólo en países de Europa Central y Este, con la contribución decisiva del Ejército Rojo.

En el occidente capitalista, los partidos comunistas no fueron capaces de elaborar una estrategia para transformar la guerra imperialista o la lucha por la liberación en lucha para la conquista del poder obrero.

Después del fin de la II Guerra Mundial se hizo evidente la falta de conexión organizativa entre los partidos comunistas para la elaboración de una estrategia única contra la estrategia única del imperialismo internacional. Las Conferencias Internacionales que se llevaron a cabo posteriormente no lograron contribuir a la unidad ideológica y a la elaboración de una estrategia revolucionaria.

Nuestro partido ha aprendido de sus debilidades y errores del pasado, como ha sido la falta de preparación teórica y política para entender a tiempo el desarrollo de la contrarrevolución en la URSS.

Consideramos que cada partido comunista tiene la responsabilidad y el derecho de estudiar asuntos teóricos del socialismo, evaluar el curso de la construcción socialista, sacar enseñanzas para la lucha contra el oportunismo a nivel internacional, preparar las fuerzas del partido y de clase para la explicación de la lucha de clases a nivel internacional, proporcionar una explicación científica y clasista de los retrocesos en el progreso y desarrollo social. En este espíritu internacionalista y comunista tratamos de seguir los acontecimientos actuales en países como China, Vietnam, Cuba y otros.

La explicación científica y la defensa de la contribución del socialismo en el siglo 20 es un elemento que refuerza la estrategia revolucionaria del movimiento comunista.

El estudio de los contrastes y las contradicciones, de los errores subjetivos del progreso histórico es un proceso de desarrollo de la teoría del socialismo-comunismo, que llevará a la revitalización ideológica y política y a la supremacía del movimiento comunista para el nuevo asalto y la victoria final.

Estamos convencidos de que la victoria final surgirá de las derrotas repetidas. La derrota de la revolución de Octubre por la contrarrevolución de 1989-1991 puede ofrecer lecciones para la próxima revolución. Como escribió un gran intelectual (el húngaro Laszlo Gurko): “La revolución es la mayor euforia de la humanidad. Quien la ha probado una vez, nunca olvida de su sabor”.

Actualmente, entre nuestras tareas principales es restablecer a los trabajadores el conocimiento de la verdad respecto el socialismo del siglo 20, sin idealizaciones, de manera objetiva y libre de las calumnias de la burguesía que se basan a la destrucción que trajo la contrarrevolución.

El capitalismo sigue siendo poderoso, pero no es invencible. Los pueblos son fuertes cuando luchan con la estrategia correcta. Miramos hacia el siglo 21 con optimismo.

El siglo 20 empezó con el mayor asalto lanzado por el proletariado en todas las épocas y acabo con su derrota temporal. El siglo 21 traerá nuevos asaltos y victorias revolucionarias, el derrocamiento final e irreversible del capitalismo y la construcción del socialismo-comunismo.

El fantasma del socialismo-comunismo habita hoy día en los sueños sangrientos de los burgueses en cada rincón del planeta. Hay que convertirnos más decisivamente en su pesadilla permanente. 

 

  El articulo fue publicado en numero 7 de la revista communista internacional


23.05.2017